viernes, 25 de noviembre de 2011

domingo, 20 de noviembre de 2011

Mi desierto particular


Hoy he leído que en malos momentos hacemos la travesía del desierto, que de repente parece que todo se rompe y no vemos la luz al final del camino, que hay un punto en el que desaparece toda nuestra seguridad en la vida y es entonces cuando tomamos contacto con nuestra fragilidad y podemos comenzar dicha travesía tras aprender de la derrota.

Los desiertos nos encuentran. Y sólamente caminar ya supone hacer algo para afrontarlos. Hay que reconocer el dolor, no negarlo, sino aceptarlo. Hay que estar dispuesto a cambiar, a tratar de salir, a crear un mundo nuevo con otras reglas y otros espacios. Y, sobre todo, hay que agradecer por lo que somos y tenemos, no sufrir por lo que nos falta.

En la marejada de mi propio desierto, ése es mi faro, la búsqueda paso a paso del rumbo que he de seguir en la vida. Y como dice la película: "Podría ser peor, podría llover".