Esa es la justificación que uso cuando las emociones dominan a la razón y sentir es más importante que pensar, como si la actividad mental fuera de menor categoría que la del corazón y estuviera menos viva sólo por razonar, argumentar, decidir o dudar. Sin embargo, los sentimientos que generan las sensaciones, la emoción que me domina a veces, la pasión que impulsa mis actos, los pequeños detalles que adoro, los sueños... todo ello me hace sentir viva y dar gracias por el baile de mi corazón.
Brote
Hace 7 años
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