Por fin ha llegado, y también ha pasado el gran día. Lo mejor, seguir con esas pequeñas tradiciones que cada año van cambiando un poco, aunque algunas se matienen tal cual. Lo peor, siempre pienso que no he bailado lo suficiente, que no he reído lo suficiente, que igual tenía que haberme quedado un poco más, como si quisiera que durara eternamente. En fin, mi deseo es seguir ahí cada año, con los míos, con los ojos llenos de ese azul mahon por todas partes, y con ese grito animando al que se atreve a tocar el cielo colgado de una cuerda.
Brote
Hace 7 años
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